EL ENSŌ, ēvoque Y YO.

Ésta es mi primera entrada del blog, de éste o de cualquier otro, así que de antemano pido perdón por las expectativas equívocas que alguien pueda tener sobre él o sobre mí.

ēvoque es un proyecto que por fín sale a la luz hace relativamente poco, pero lleva viviendo en mí, supongo que toda la vida.

Siempre me ha atraído el arte, y con él, todo lo que significa. El arte no es coger un pincel y pintar una obra, y que los demás, a sólo unos segundos de ojearla, opinemos lo bien o lo mal que está retratada esa persona, o ese paisaje. El arte va de crear, de sacar lo de dentro, de mostrar dónde nos escondemos, de lanzar mensajes y, sobre todo, que los que observen ese arte, intenten abstraerse del qué es y se sumerjan en el porqué, en el cómo, en el dónde, en el quién… y en el sentimiento que cada detalle te produce al verlo. Para mí todo eso es lo hermoso, y la verdad que me dá igual si el arte se expresa en papel, si es digital, si es música, imagen, baile o son palabras y letras. Porque a veces juzgamos y no disfrutamos del placer de sentir lo que algunas personas se atreven a sacar de sí mismos y exponérnoslo.

Qué bonito es nutrirse de todo lo que veo en otros artistas, (muchos ni si quiere saben que lo son) y me resulta tan inspiracional e enriquecedor que a veces me falta tiempo para seguir observando y admirando cada cosa que hacen.

ensō es un círculo trazado con pincel que simboliza un momento en que la mente y el espíritu está libre para empezar a crear. 

Proviene, como no, de la cultura japonesa. Una vez trazado, no se puede modificar, y así, es el resultado del movimiento expresivo de lo que sentimos en un momento dado. Siempre será imperfecto, siempre será diferente…

Esa imperfección de la que se huye y la que a veces aterroriza ser juzgada, no es más que un aspecto inherente de la vida. Y así, el ensō ayuda a entender el equilibrio de la composición a través de la asimetría y la irregularidad. A negar lo perfecto.

Así que, desde que lo ví y lo entendí, supe que si hacía mi proyecto realidad, mi ēvoque , éste sería el símbolo de mi marca, para nunca olvidar que ninguno trazamos igual, ni nosotros mismos en distintos tiempos, y que hay que seguir practicando y aprendiendo cada día, pero no esperar a que la perfección llegue para mostrar lo que hacemos, porque ese momento no llegará nunca, y así como esté, será como debe.

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